Un tema de total actualidad y demasiado sensibilizado.
Pero, al margen de lo que todos sabemos, odiamos y queremos que acabe, el maltrato físico y/o psicológico ya sea a mujeres, hombres (que se da, menos, pero existe y no debemos olvidarlo) y niños; esta la otra cara de la moneda y es donde la reputación de las mujeres esta siendo muy mala.
Veamos: desgraciadamente hay algunas muchas féminas que cuando deben enfrentarse a una situación de divorcio, separación, o enamorar a alguien...no es que elijan el método más moral, legal y racional.
De sobras es sabido las mujeres que se casan por la fortuna de los hombres; mujeres que cuando deben enfrentarse a un divorcio eligen sangrar a su ex pareja ya sea pidiéndole económicamente lo que no está escrito, dejando que disfrute de sus hijos a penas nada (y metiéndolos en medio de la disputa, lo peor que se puede hacer) y ahora se suma la ¨moda¨ de denunciar por malos tratos.
Una mala moda que esta llegando demasiado lejos y que abogados, jueces, psicólogos no sólo, no lo detienen, sino que en algunos casos, animan a ello.
Conozco casos, no públicos y famosos como podría ser el de Lydia Bosch, en el que el ex cónyuge o pareja de hecho, en los casos sobre todo en el que hay descendencia por medio, debe lidiar no sólo por la custodia y la separación de bienes, sino que debe luchar por limpiar su nombre y demostrar ante la sociedad y la justicia que es inocente.
Uno de esos casos me tocó de cerca, a un familiar; tras 3 años de convivencia él descubrió varias infidelidades por parte de ella y, obviamente, decidió acabar con la relación. Tenían un hijo; hermanastro de otro varón que ella había tenido con anterioridad.
Lo primero que se encontró, mi conocido, fue una denuncia de malos tratos en la que ella exponía: que ¨durante ua pelea en el hogar familiar, tubo que defenderse durante más de una hora de patadas que le lanzaba, puñetazos, golpes con botellas, todo ello estando en el suelo tratando de protegerse y encerrada con llave, con lo cual no podía pensar en escapar, pero, gracias a dios, en un descuido de él, pudo levantarse, coger al niño de dos años en brazo y salir corriendo¨; entre otras genialidades, estas fueron sus palabras.
Esta brillante idea de denunciarle se la dieron sus abogadas, comentándole que ayudaría en el juicio civil por la custodia y manutención del niño.
A causa de dicha denuncia y durante el tiempo que el juicio paralelo salía, no pudo ver a su hijo ni una sola hora y ese tiempo fue de una año largo.
Una vez que tubo lugar la vista por la custodia, ella decía más mentiras, no sólo recordaba y se regodeaba en la existencia de una denuncia por malos tratos con la vista aún pendiente, para que el juez no lo olvidara y lo tuviera bien presente, sino que, por lo que llegó a decir, directamente creo que deberían haberla encerrado en un manicomio por haber tolerado, soportado y amado a ese personaje que casi la mantiene encerrada con esposas en una fosa bajo el garaje de la casa.
Por suerte, eso sí, arruinándose en el intento, contrató un detective que la siguió durante casi el año entero de espera y, gracias al detective, pudo demostrar que ella ya vivía con otra persona, que las acusaciones que lanzaba sobre él eran falsas y, para colmó de su desgracia y beneficio de la persona moral, en este caso, el hombre, con pruebas más que de sobras que la que no cumplía con las leyes morales mínimas era ella.
El padre ganó la custodia total del chaval y también dictaron que debía pasarle una compensación económica mensual de 150 euros; pero hasta llegar a este gran final pasó más de 365 días sin ver a su hijo, sólo hablando con él el día de su cumpleaños con la policía delante para que ella no pudiera aprovechar esa llamada para acusarlo de acoso o vete a saber que. Y se dejó sueldo y ahorros contratando los servicios de alguien que limpiara su nombre y defendiera su honor.
Aún así, la pesadilla no había acabado, quedaba pendiente el juicio por malos tratos, en el que ella representó el papel de su vida.
El juez, llegó a preguntarle como había logrado escapar, de donde había sacado la fuerza si durante más de 60 minutos había estado recibiendo una paliza y, no sólo logró escapar!, tubo tiempo y fuerzas de coger al niño y...romper la puerta?, recordemos que estaba cerrada con llave.
La pareja ha estado prácticamente 3 años con litigios, el último juicio, el de violencia doméstica lo ha perdido y en los papeles consta la poca credibilidad de la historia de la mujer quien denunció los maltratos con un mes de retraso, las incoherencias de la historia, lo increíble de la misma pero, aún así, los jueces están tan sensibilizados con el tema que no quieren correr riesgos, por inexistentes que sean y pagan justos por pecadores.
Así pues tenemos unas abogadas que aconsejaron una denuncia por violencia doméstica para tratar de sacar mejor partido a la vista por la custodia y la manutención y un juez que presa del pánico por un tema tan mediático, toma una decisión, evidentemente, errónea.
Estas mujeres que no tienen conciencia, ni humildad, ni dignidad, hacen que al resto se nos llegue a considerar malas, vengativas, mentirosas, unas ¨malas zorras¨(perdón por la expresión).
A estas mujeres deberíamos expulsarlas de la sociedad femenina si pudiéramos e incluso de la sociedad, a secas; el daño moral y las cicatrices que llegan a causar, no sólo al que denuncian, quedan de por vida. Muchas lo consiguen, se salen con la suya y arruinan la vida de aquellos que un día, se supone, quisieron. Consecuentemente, si hay niños por medio, dándose cuenta o no, terminan desgraciándoles la vida a ellos también.
La violencia de género es un tema que nos sensibiliza a todos pero no debemos dejarnos engañar por esa sensibilidad; es más, a causa y por ese motivo, debemos empeñarnos en arrancar la máscara a todas aquellas personas que intentan aprovecharse de una situación tan grotesca, en beneficio propio, faltando a la verdad.
A esas mujeres, desde aquí, las invito a no aparecer por este blog, nunca.
