Sin duda alguna, mi mejor recuerdo y lo que más me gustaba del colegio era: LA VUELTA AL COLE. Cuando iba con mis padres a los grandes almacenes a comprar todo el material escolar (material que después perdías en dos días), ir a comprar los libros, preparar la mochila…
Esa noche casi ni dormía pensando en ver a mis amigos, si el nuevo tutor me amargaría mucho la existencia, si mi novia seguiría conmigo o me habría dejado por uno de su pueblo… pero sobretodo lo que nos preguntábamos era: ¿Vendrá alguien nuevo este año? ¿Cómo será?
A partir del segundo día ya se te pegaban las sabanas, llegabas con el tiempo en los talones a clase, a tus compañeros ya les habías visto suficiente, tu tutor te tenía manía a ti y tu a él y, al nuevo… pues al nuevo ya lo tenías visto y parecía que llevaba en tu clase toda la vida.
Ahora que somos adultos, también adoramos la vuelta al cole, pero a diferencia de antes también adoramos el segundo día y el tercero y el cuarto… porque son nuestros hijos los que estarán en el cole para no estar en casa. Que evidentemente no es que no les queramos eh, ni tampoco que nos sobren en casa, pero… no me digáis que no da “gustico” saber y sentir que no van a estar en tus horas diarias de mas estrés.
Pero hay adultos que no se alegran tanto de que los niños vuelvan al cole: LOS PROFESORES.
Aunque si tuvieran alumnas como estas, seguro que se alegrarían:
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